viernes, 25 de septiembre de 2020

Capítulo 15

Sin imaginar nada de lo que ha pasado esa noche, Rodrigo va a visitar a Pablo  que se pone muy nervioso.

--¿qué pasa? --le pregunta él cuando ella se niega a darle un beso en la mejilla.

--es que no te esperaba.

Rodrigo sonríe:

--vengo todas las mañanas a esta hora



En la humilde casa de Emilio, éste abre la puerta. Todo se le ilumina al ver a Simón. Sonríe enamoriscado.

--¡¡volviste¡

Simón le sonríe, le pone la mano en los hombros y eso lo estremece.

--Ya te dije que siempre iba a estar cerca de ti, quiero que me veas como a alguien cercano.

A Emilio se le van los ojos detrás del cuerpazo de ese abogado. Suspira, jadea.

--¡me quiere llevar a la cama¡¡ ¡¡seguro¡¡ --dice Emilio para sí-- ¡ya llegó mi hora de ser feliz

Simón se siente incómodo ante las intensas miradas del hombre pero tiene una misión que cumplir y eso es lo más importante para él.

--vengo a buscarme para que vayamos a tu casa, en unos días será la lectura del testamento yo me tengo que ir a buscar a tu hermano y prefiero que estés en tu casa.

--¿te vas?

--si pero volveré ¿vas a venir conmigo?

--si claro, haré todo lo que tu digas.

--pues vamos.

Shin-chan mira al abogado con desconfianza. Emilio le acaricia la cabeza:

--él tiene que venir conmigo.

--tú eres el dueño de la casa, nadie te objetará nada o en todo caso eso lo hablas con tu hermano.

Emilio se pone muy contento. Se arrodilla y le habla a su perro. Le cuenta que tienen nueva casa.

--seguro que es muy grande y tiene jardín.

Aunque no le asquea el hombre Simón le sonríe para darle confianza. Es una sonrisa que Emilio encuentra muy seductora y le fascina:

--sí, un jardín muy grande. Tu perrito estará muy bien.

Emilio acaricia la cabeza del perro:

--¿has oido? vamos a ser muy felices en esa casa.

Y Emilio mira excitado a Simón.

--¿y a este maricón que le pasa?¿es que se cree que yo estoy incluido en la herencia? si se pasa de mirón le tendré que romper la cara --piensa.

Se muestra simpático:

--¿vamos de una vez? te llevo en mi auto, bueno, los llevo.

Emilio está feliz porque estará a solas con ese hombre tan guapo y que tanto le gusta.

--tengo que recoger nuestras cosas.

--mejor te lo compras todo nuevo.

--pero las fotos...

--está bien.

Emilio recoge las del comedor:

--ahora regreso --dice yendo al cuarto.

Emilio está muy excitado:

--hoy empieza mi nueva vida¡¡voy a ser feliz con ese cuerazo¡¡

Agarra una foto de su abuela. Cierra los ojos. De repente todo es oscuro y vestida de Blanco se aparece Celia.

--por fin piensas en mi, creí que te habías olvidado de mi.

--yo nunca me olvidé de ti pero ¿tú sabías quien era mi padre?

--no tengo mucho tiempo. No vayas,  no vas a ser feliz.

Emilio sonríe excitado:

--quiero ser feliz.

--pero en esa casa no lo serás¡no vas a encontrar el amor¡ 

--sé que no me comprendes y es normal.pero a mi Simón me gusta y voy a gozar en sus brazos.

--¡estás equivocado y además vas a sufrir¡

--si pierdo la virginidad no me importa.

--sé sensato.

Emilio abre los ojos. Ya no hay rastro de la anciana:

--lo siento, yaya pero Simón es mi hombre y voy a disfrutar por fin de la vida.

En una bolsa Emilio mete las fotos de su abuela y con su perro cerca le dice al guapo Simón:

--¿vamos?

Simón se le adelante y Emilio se pone como loco con ese culo.

--¡¡que bueno está¡ --dice para sí.


Fernando llega a la casa de Pablo . Ya ha pasado un buen rato desde que él se fuera y Pablo tiene miedo.

--¿y si fue mentira?¿y si no vuelve?

Fernando entra sigilosamente por la puerta de atrás. Le conmueve la ansiedad de él, lo mira enamorado, luego recuerda quien  y su mirada se vuelve de odio. Lo abraza por la cintura:

--ya estoy aquí, mi amor.

Pablo se gira y lo besa.

--Tenía miedo que no volverías.

Fernando lo acaricia, lo mira con dulzura pero en el fondo de sus ojos hay mucho odio, un odio contra el que no puede luchar el amor que hay escondido en un rincón de su corazón por él.

--¿no viste la nota que te dejé?

--si pero...

Fernando no lo deja seguir:

--nada de peros, ya está todo listo..¿vamos?

--vamos ¿a dónde?

--a casarnos. Ya está todo listo. En media hora serás mi esposo.

--¿tan rápido?

--Yo tengo contactos. Será una boda íntima pero lo que importa es que estaremos siempre juntos.¿vamos?

El odio de Fernando es tanto o más grande que su amor. Tiene miedo que el chico le vaya a decir que no pero Pablo  está demasiado enamorado y no sospecha de él:

--claro que sí... claro.

Fernando lo abraza. Tomados de la mano Pablo  y Fernando salen de la casa. Se acercan al auto de del segundo. Fernando le abre la puerta. Pablo sonríe enamorado. Aunque siente unas punzadas en su corazón es el odio quien lo domina a Fernando. El auto emprende el camino hacia el lugar que será testigo de su falsa boda. Pablo  jamás imaginaría que su amado está siguiendo un plan





Vestidos de calle, Fernando y Pablo  entran en el Registro Civil. En la misma sala habitada para bodas. Tienen un rato vía libre para celebrar esa falsa boda sin que los descubran. Los espera el empleado  con dos testigos. Fernando y el falso juez se miran con complicidad. La boda se lleva a cabo sin nada que haga sospechar a Pablo  que no es real. Tomados de la mano Pablo  suspira enamorado. Tiembla al decir sí y ponerle el anillo. Fernando no puede evitar recordar las dos anteriores veces que se acostó con ese chico y que luego cada vez perdió a uno de sus viejitos. 

--yo los declaro unidos en matrimonio --dice el falso juez. 

Fernando, debatiéndose entre el amor y el odio, besa a Pablo  que está feliz al saberse su esposo. El falso juez saca un montón de papeles que sólo firma Pablo  ante la mirada maliciosa de Fernando.

--¿y tú? ¿no firmas?

Fernando se guarda esos documentos:

--no,  ya ya firme antes.

Y Pablo , muy enamorado, abraza a Fernando que sonríe victorioso.

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