viernes, 25 de septiembre de 2020

Capítulo 10

 

Con el rostro endurecido Fernando dice mirando esa tumba:

--¡¡que bueno que sufriste un poco del dolor, la humillación que el maldito de tu marido le hice sentir a mi madre¡¡ ¡¡almenos a ti te hice gozar, tú te me regalaste como la ramera que eras¡¡

En el alma del hombre está clavado los gritos de su madre mientras que Pineda la violaba. Fernando pasa su mano por el rostro para secar sus lágrimas de sangre:

--¡¡ahora es mi turno y no voy a ser implacable¡¡ ¡¡Carla tenía razón, la muerte es demasiado poco¡¡ 

Fernando no quiere aceptar que tiene remordimientos por sentirse culpable de la muerte de esa mujer que no le hizo nada.

--¡¡Y ahora Sarai va a ser la próxima, la voy a destruir¡¡ ¡¡hoy va a estar en mis manos y va a desear estar muerta¡¡ ¡¡muerta¡¡ ¡¡voy a convertir tu vida en un infierno¡¡


Mientras Augusto Pineda está sentado en el despacho de su escritorio. Mira la foto de su esposa. La amargura domina su rostro:

--¿será que me descubrió y por eso se mató?

Y Pineda piensa con amargura en sus manos manchadas de sangre. En todas las personas que han muerto por su mano:

--¡no puedo retirarme¡¡ ¡¡me harían lo mismo que he hecho yo¡¡

La foto de su hija Sarai está al lado de la otra. Besa la foto de su hija:

--te harían daño a ti si les dio la espalda a la organización y tú eres sagrada para mí.

El hombre siente un verdadero temor de que le hagan algo a la niña de sus ojos:

--esta noche mi miedo se acaba, esta noche te entregaré a un hombre bueno que te ama. él la hará feliz y la protegerá de cualquiera que la quiera mal..

Sarai entra en ese momento. A pesar que el hombre trata de disimilar la chica se da cuenta que su padre lloró.

--papá, ¿otra vez llorando?

Augusto fuerza una sonrisa:

--es la emoción, esta noche te me casas.

Sarai acaricia a su padre:

--ya han pasado años desde que mamá se fue. Me gustaría tanto que volverías a ser feliz.

--lo seré. Fernando ha sido una bendición y verte a ti feliz con él me dará mucha tranquilidad. Dejaré la empresa en sus manos, yo ya estoy cansado.

Sarai besa a su padre:

--yo también la echo de menos¿porqué lo hizo?¿porqué mamá se mató?

La culpa y las lágrimas enmudecen al hombre. Con amargura dice:

--Nunca olvidaré la noche en la que yo mismo vi como se tiraba de la azotea de la empresa ¡¡una caida que no podía ser sino mortal¡¡

Padre e hija se abrazan llorosos.


Lejos de ahí, en su departamento, Carla tiene ese mismo recuerdo, pero unos minutos antes y es que minutos antes ella la empujó y por eso cayó al vacío. Carla ríe recordando ese momento:

--¡¡no se suicidó, esa maldita no hubiera tenido valor¡¡ ¡¡yo la maté¡¡ ¡¡pero ese es mi secreto y nadie lo descubrirá¡¡

La mujer ríe como una loca:

--¡¡que bueno me fue que descubriera a Fernando y me pidiera explicaciones a mí¡¡ ¡nadie me vio. El imbécil de Pineda la vio caer pero no que yo la empujara ni Fernando sospecha que no fue un suicidio¡¡ ¡¡todo me salió muy bien¡¡

La alegría de su rostro se vuelve rabia:

--¡¡no me salió tan bien. Augusto me dejó. Lastima que no logre su fortuna pero Fernando se la quitará a Sarai y yo a él. Igual a él no le interesa el dinero. Igual si Fernando quiere podremos seguir juntos toda la vida. Nunca nadie me gustó como él y cuando tenga todo el dinero de esa maldita organización podré disfrutar mejor de él¡


En otra parte del país, un hombre de escasa salud está recibiendo unos informes de manos de su hombre de confianza.

--¡¡esto no puede ser cierto¡¡

--así es señor Carvalho, ellos son sus hijos.

--Maquiavelo Carvalho no puede morir sin herederos y me queda tan poco.

--Fue una pena que ninguna de sus cinco esposas le diera hijos varones y sus pobres hijas...

--Están mejor muertas¡¡yo quería un hijo varón que heredara todo mi imperio. Esas bebés están mejor muertas¡¡

--Tiene dos hijos varones.

--sí, ellos serán mis herederos ¡¡pero todo lo que yo soy y yo represento no morirá conmigo¡¡

Cuando el hombre se queda solo mira de nuevo esos informes:

--dos maricones¡¡menudos herederos¡¡ ¿porque no pude tener hombres?¡

Después del momento de rabia se calma un poco:

--bueno. Algo es algo. Menos mal que recordé esos hijos bastardos. De ellos depende que no se pierda todo por lo que luché,  el que sea capaz de descifrar la clave se quedará con todo. Espero que esos maricones tengan cerebro y alguno me pueda suceder.


Mientras en uno de los barrios pobres de esa ciudad, un hombre afeminado, Emilio, llega a su casa de pasear a su perro Shin-chan. Su rostro es el de un hombre amargado. Acaricia la cabeza de su perro:

--tú sí que tienes suerte, ese chico tan guapo te tocó la cabeza. A mí nadie me pela. 33 años y virgen¿tú crees? Jamás encontraré el amor, jamás seré feliz.

Y mira el retrato de una anciana, al lado un recordatorio de muerte con el nombre de Celia Malla. El chico mira esa foto con amargura:

--¿porquè me dejaste yaya? No puedo vivir sin ti ¡¡no puedo¡¡

Cuando Emilio cierra los ojos después de mirar esa foto de su abuela es como si se trasladara a otro mundo. Todo se vuelve negro y de repente una luz y una anciana vestida de blanco se le aparece. Es Celia. Le sonríe:

--¿otra vez triste?

--es que estoy solo.

--nunca estás solo. Tienes a Shin-chan que tanto te quiere y me tienes a mí. Siempre estaré a tu lado para protegerte.

Y Emilio se siente refugiado en esa aparición que no sabe bien si es real o producto de su imaginación.


Por otro lado, Pablo  vive tranquilo en un pequeño pueblo. Rodrigo se le acerca:

--¿vas a pasear? ¿Puedo ir contigo?

--claro.

Y Rodrigo se le planta delante y le toma de las manos. besa esas manos. 

--¿es que nunca me vas a aceptar como tu pareja?

Pablo  se aparta de él:

--No porque tú tampoco me amas a mí. Has confundido cariño con amor.

Rodrigo le toma de la mano de nuevo:

--No, yo sé que tú eres mi destino. Mi felicidad. Yo sé que si haces un esfuerzo me amarás.

Pablo  se aparta otra vez y sigue caminando. Rodrigo detrás.

--¿Quien es el hombre que te hizo tanto daño?¿porque nunca hablas de tu pasado?

Sin dejar de caminar Pablo  le dice:

--solo eres mi amigo, te lo dije muy claro. Sólo así te quiero a mi lado.

Y Rodrigo sigue a su lado resignado




En la noche, Fernando ya está vestido para su boda. Carla le abrocha el nudo de la corbata. Ella sí es feliz:

--tu lograrás lo que yo no pude, entrar en esa familia.

--aunque no sé si es buena idea lo de casarnos.

--¿es que tienes remordimientos? ¿ya olvidas lo que tu padre le hizo a nuestros padres?

--¡¡claro que no¡¡ ¡¡por eso lo mejor sería humillarla, dejarla tirada como un trapo¡¡ ¡¡yo fui el primer hombre en su vida¡ ¡¡Yo creo que lo mejor es que todos sepan que somos amantes y que ella se quede humillada¡¡ ¡¡¡sería la venganza perfecta¡¡

--si el maldito se hubiera casado conmigo cuando murió la idiota de su esposa... ¡¡pero me dejó¡ ¡¡tú eres mi única posibilidad para entrar en su casa¡¡ ¡ya nos falta muy poco para saber el nombre del ejecutor y nuestra venganza será completa¡¡

--¿y si dejo plantada en el altar a Sarai? ¿sería una buena humillación...

Carla se enfurece:

--¡¡no... gracias a ti --piensa ella-- toda la fortuna de los Pineda será para mi y tú no lo echarás a perder¡¡

Carla oculta sus verdaderos planes a Fernando.


Pablo  está a solas en su cuarto. Piensa en esos dos momentos de amor compartidos con Fernando:

--nunca me volveré a enamorar.

Y de repente el chico siente una punzada en su alma. Siente una gran angustia. Y es que en ese mismo momento Fernando está ya en el altar esperando en el altar a Sarai que entra en el templo del brazo de su padre. La novia está feliz como su padre. Carla  tiene la satisfacción en su rostro. Fernando se muestra de hielo y viendo acercarse a la novia sus sentimientos lo traicionan y se le aparece el rostro de Pablo . Y aunque no quiere dejar de pensar en Pablo  piensa una y otra vez en cuando lo tuvo en sus brazos. Trata de alejar esos pensamientos. Y Sarai ya está al lado de su amado que nota ausente:

--¿te pasa algo?

Y aunque no lo quiere aceptar Fernando siente un gran vacío porque es  a Pablo  a quien quisiera a su lado.




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