Fernando se está dando una buena ducha, frota su cuerpo con fuerzas como si se sientera sucio. Como si se quisiera lavar de algo. Tiene en su mente clavado a Augusto Pineda:
--¡¡lo voy a destruir, maldito voy a acabar con él y con toda su familia¡
Carla entra al baño totalmente desnuda:
--¿puedo pasar?
Ella trata de seducirlo pero él es muy distante:
--pásale, ya estás dentro.
Carla abre la puerta de la ducha y lo contempla con deseo. Le gusta mucho ese chico:
--la verdad es que está como quiere --dice ella para sí.
--cierra ¿no? hace frío.
--¿me puedo duchar contigo?
--como quieras... pero cierra.
Y a pesar de la frialdad de él, Carla está muy excitada. Lo abraza, pega su cuerpo al de él mientras que con sus manos acaricia sus zonas erógenas. Le sorprende ver que no responde.
--¿es que ya no te gusto?
Fernando mira hacia el chorro de agua que le cae directamente a la cara. Se acaricia el pelo:
--No es eso, es que no es fácil para mi saber que en un rato te estarás acostando con ese asesino. ¡¿como puedes?¡
La mirada de Carla es la mirada del poder y a venganza:
--porqué yo tengo muy claro lo que quiero y cómo lograrlo.
El chico se mira la mano:
--es que yo no soporto la idea de haber tocado a ese tipo.
--pues tendrás que tragarte tu rabia, yo no voy a perder lo que he logrado.
--No, tranquila. Tú tenias razón hay que hacer las cosas con inteligencia.
--que bueno, supe que no me había equivocado en ti... y ahora --dice acarciando el torso desnudo del joven--vamos a divertirnos.
La pareja fornica como bestias en celo. Después hablan mientras fuman.
--¿qué sabes de la esposa de Pineda?
--Margarita Pineda --dice con desprecio. Es una pobre mujer que no vale para nada ¿porqué?
--porque me voy a acostar con ella.¿no te parece una forma bonita de acercarnos a ese malnacido y que empiece a pagar las que nos debe?
Y Carla lo felicita:
--ya empiezas a pensar como yo y eso me gusta.
Y se besan. Fernando ha cerrado su corazon del todo y ahora sólo tiene cabeza para su venganza
Por otro lado, Pablo se ha refugiado en la capital. A solas en su cuarto mira una foto que tiene de Fernando y que logró hacerle a escondidas. Se ve movido:
--ni siquiera una foto buena de él me quedó. No le gustaba que le hicieran fotos.
Pablo recuerda lo feliz que ha sido las dos veces que hicieron el amor y lo humillado que se sintió después. Su rostro se llena de lágrimas. Sale a dar una vuelta.
Justo en el ascensor se encuentra con un chico muy guapo que no le saca los ojos de encima. A Pablo le pone muy nervioso
--hola¿tú eres nuevo, no?
Pablo hace que sí con la cabeza. El chico extiende su mano:
--yo soy Rodrigo.
Pablo encaja la mano de él con indiferencia. Luego se aparta de él. Rodrigo sonríe:
--¿no me vas a decir tu nombre?
El muchacho se muestra muy descortés porque lo que menos quiere es tener cerca a un chico.
--tú y yo no nos conocemos. No creo que tenga caso que sepas mi nombre.
--bueno somos vecinos y no tiene nada de malo que dos amigos vayan a tomar algo.
--¡¡no somos amigos¡¡
--vaya ¿siempre eres así con los chicos que quieren ser amables contigo?
Y Pablo habla como si lo atacara:
--¡sí ¡¡odio a la gente¡¡
Rodrigo sonríe. Le gusta mucho Pablo.
Meses después. ..
Fernando se está arreglando Carla se le acerca:
--¿que pasó?
--nada --dice él.
--no es bueno hacer esperar a tu amante...
--ni tú al tuyo.
los dos ríen.
--si nos vieran nosotros nos acostamos juntos y tú te acuestas con el marido y yo con la esposa ¡me muero porque él sepa que llevo meses acostándome con la guarra de su esposa¡¡
--las cosas a su ritmo, hazme caso.
--está bien.
Carla sonrie:
--todo sale muy bien, Fernando me saca de en medio a esa y yo sere la nueva señora Pineda. Sabia que me iria bien con él--dice para sí.
Fernando conduce su auto. Su vida ha cambiado mucho. Trabaja y tiene dos amantes. Poco queda de ese chico que se sentia tan culpable de sus sentimientos por Pablo. La venganza y un desahogo sexual es lo único que lo domina. La ternura y el placer ha desaparecido de su vida. Parece que ha olvidado del todo a Pablo aunque en realidad, por mucho que se ha esforzado, el amor por ese joven queda guardado en un rincón de su corazón. Cubierto de odio pero intacto.
Pablo llora en su cuarto pensando en Fernando:
--siempre te amaré
.
10 años después...
Fernando es un apuesto hombre de 28 años pero con la mirada más dura que años atrás. Es un hombre amargado que ha dejado atrás todos sus buenos sentimientos. Amenos aparentemente. Con mirada dura entra en un cementerio. Está frente a una tumba: Margarita Pineda. De repente esa mirada dura se llena de remordimientos.
--perdón, señora. Perdón.
Y cae de rodillas ante esa tumba llorando: recuerda una carta. Una carta que recibió después que la mujer se suicidara: "tu juego salió bien, me enamoré de ti pero por desgracia te descubrí. Me hubiera gustado no descubrite pero tranquilo. Mi marido no sabrá de tus planes yo desapareceré para siempre." Fernando llora sangre:
-- ¡¡yo te maté, soy un asesino como ese maldito¡¡
Y de repente Fernando se levanta. Y como si de dos personas diferentes habitando un mismo cuerpo se trataran desaparece toda la ternura del rostro de ese hombre:
--¡¡es mi vengaza, que bueno que Pineda sintió en su propia piel un poco del dolor que sentí yo¡¡ ¡¡su hija es la siguiente¡¡ ¡¡voy a destruir su vida¡¡
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