jueves, 24 de septiembre de 2020

Capítulo 3

 


Pablo  y Fernando están juntos en la cocina de la casita de Altamira y Jacinto. Es muy evidente el amor que el niño siente por Fernando, lo adora, lo venera, lo mira como si fuera un Dios. Altamira está feliz de ver lo mucho que quiere a ese niño que es su nieto para ella. Aunque infantil, el amor de Pablo a Fernando es muy evidente pero Fernando está serio y se muestra duro aunque le gusta la manera en la que Pablo  lo venera. Es una caricia a su torturada alma. Pablo  invita a Fernando a dar una vuelta.

--no puedo, estoy ocupado --dice Fernando serio.

--no tienes nada que hacer. Vete y de paso compras el pan. --Altamira.

La anciana y el niño se miran con complicidad. Altamira empuja a su nieto hacia la calle y Pablo  se va con él muy contento. Fernando está resignado. Caminan juntos pero Fernando está tan ausente.

--¿porque eres así conmigo? Yo no te he hecho nada

Fernando lo ignora, camina muy deprisa y a Pablo le cuesta seguirlo.

--Yo sé que sufres, es por tu mamá ¿no?

Fernando se para de repente:

--¿que sabes de mi mamá? --pregunta asustado.

--bueno, lo que todos.

Fernando se lleva las manos a la cabeza. Recuerda cuando mataron a sus padres, su huida de la muerte, el "si me pasa algo huye" de su madre y el "busquen al escuincle y matenlo" martillea sin cesar en su mente. Ese hombre del medallón y siente miedo al pensar que lo pueden estar buscando y que él pueda correr la misma suerte de sus padres y lo que más le dolería sería no poder vengarlos. Zarandea a Pablo :

--¡¡yo no sé lo he contado a nadie¡¡¡no lo pueden saber todos¡¡¿¿porque lo sabes tú? es que acaso...

Fernando lo mira horrorizado, por un momento cree que ese niño pueda tener relación con esos hombres:

--¡¡por eso estás siempre pegado a mi¡¡¿¿es por eso? ¡¡me quieres hacer daño¡¡

Pablo  lo mira lloroso pero Fernando lo cree culpable y no se conmueve.

--¿como me puedes decir eso? ¿es que no sientes que yo...? --Pablo asustado por la mirada de odio de él no se atreve a decir que lo ama-- no importa.

Pablo se da la vuelta y Fernando le agarra de los brazos y con mucho odio le dice:

--¡¡mirame¡

--me haces daño.

--¿¿¡¡que es lo que sabes de la muerte de mis padres?¡¡¡¿¿¿dime?¡¡

A Pablo le asusta la cara de él que parece el mismo diablo. Llora.

--¡¡déjame,  déjame. Me haces daño¡

Fernando lo suelta pero muy violento le dice:

--¡¡habla ya¡¡¿que es lo que quieres de mi?

Pablo lo mira como si fuera un loco, no entiende para nada lo que le pasa.

--¿porqué me miras como si yo fuera un asesino? 

--¡¡dimelo tú¡¡¡dime ya que sabes de la muerte de mis padres¡

--bueno de tu papá nada. Nadie supo nunca que tu mamá se embarazó. Mi mamá siempre dicen que no tuvo marido y que tu padre se burló de ella por eso nadie sabe quien es tu papá ¿tú lo sabes?

Fernando lo mira pálido, es entonces cuando se da cuenta de su error:

--claro tu estás hablando de...

Pablo  lo interrumpe:

--Yo conocí a tu mamá. Era muy buena onda pero siempre tan triste. Me dolió lo que le pasó. Además tus abuelos siempre fueron muy lindos conmigo. Creí que ya no tenían a nadie. Yo fui a verlos para que no estuvieran solos y te conocí a ti.

Fernando se va. Y Pablo lo mira con ternura, con el deseo y el amor de la primera vez. Lo ama y lo desea proteger,

--¡¡Fernando¡¡

Fernando no le hace caso. El atractivo joven camina muy deprisa y Pablo corre hacía él:

--¡¡no te vayas, espérame¡¡

Al ver que lo sigue Fernando se para, se gira y muy brusco dice:

--¿¿que quieres?¡¡¡

--Yo sé que eres así por la muerte de tu mamá pero yo te puedo ayudar.

Fernando lo mira con dureza:

--tú no entiendes nada.

Pablo lo mira con todo su amor:

--el que no entiende eres tú.

Pablo se lo queda mirando tratando de hacerle sentir que lo ama.

--¿¿que pasa?¡¡ --dice Fernando con desprecio.

Y Pablo se deja llevar, ese amor que calla lo quema por dentro y lo besa. Apenas roza sus labios pero la pasión prende el alma de los dos. Aún así Fernando lo aparta de él de un empujón y con desprecio dice:

--¡¡estás loco¡¡¡no vuelvas a hacer eso, jotito¡¡¡¡eres muy niño como para comportarte como una puta¡

Pablo lo mira lloroso y asustado por la brusquedad de él.

--porque me dices esto  yo nunca había besado a nadie ¿es que no te das cuenta que yo...?

Se va llorando y Fernando se acaricia el labio desconcertado:

--mi primer beso,  también es mi primer beso



Al rato Fernando se ducha y siente culpa. Trata de borrar lo que ha pasado pero no lo logra.

--¿que es lo que te pasa?¿qué?

En el cuarto con los pantalones puesto y la camisa en la mano llaman a la puerta. Es Altamira.

--¿puedo entrar?

--claro que sí abuela--dice él subiéndose la cremallera y abrochándose los jeans.

--abuela. Me gusta tanto oir que me llamas abuela --dice la anciana cuando entra y mirándolo con mucho amor.

--eso eres para mi.

Altamira lo acaricia.

--sé que no soy lo que esperabas de mi que yo no sé... --Fernando.

El dolor lo hace callar:

--te quiero mucho, no digas nada. --Altamira.

Él le abraza lloroso. Le gustaría decir que la quiere, darle las gracias por todo lo que ha hecho por él pero no se atreve. Ella lo siente temblar al igual que si fuera un niño:

--has sido un milagro. No sé lo que te trajo a mis brazos pero sé que fue algo muy feo. Tú trajiste mi felicidad, hiciste realidad mi sueño de ser abuela, sin ti no sería nada. Me gustaría tanto poder borrar esa triste mirada de tus ojos.

--y a mi pero no puedo y no debo. Tengo una misión.--dice él tragándose sus lágrimas.

--No digas eso mi niño. Tú única misión en la vida es ser feliz.

Él la mira con tristeza y en silencio. Sólo para él se dice:

--mi única misión es vengar a mis papás.

Pero no le quiere contar porque sabe que no le entendería y tampoco la quiere mezclar en ese asunto tan peligroso.

--deberías ser como todos los niños de tu edad. Pablito  se nota que te quiere mucho.

Fernando se sofoca:

--¡¡no me hables de esa pesado¡

Y la anciana nota algo extraño en el tono de voz de él:

--te gusta ¿eh?

A la mujer le ilusiona que su nieto se esté enamorando pero a Fernando no y se enoja:

--¡¡no, claro que no¡

--a mi no me engañas y tú tienes ojos de enamorado. Pablo vive por ti y ya está dejando de ser un niño. Es muy joven aún pero pronto será un hombrecito.

Fernando se de la vuelta:

--¡¡que te digo que no¡¡

La viejita la abraza por la espalda muy cariñosa:

--no tiene nada de malo enamorarse.

Fernando no quiere aceptar sus sentimientos:

--¡¡no quiero, no¡¡

Fernando se va muy enojado, Altamira se queda triste. No entiende porque el muchacho rechaza el amor. Jacinto se acerca a su esposa:

--¿que pasa con el muchacho? se fue como alma que lleva al diablo y no me dijo nada.

--es que está enamorado.

--¿y de quien? Si no se ve con nadie. Sólo con el jotito de Pablito. Espero que no nos salga además de vago joto.

--no seas así viejo. Si a Fernando le gustan los chicos no es nada malo.

El viejo no deja de gruñir pero su esposa no le hace caso. Sólo quiere que ese nieto que le regaló la vida sea feliz.

Fernando ha salido corriendo, quiere huir de lo que está sintiendo. No puede dejar de pensar en el beso de Pablo  y eso lo atormenta. Mira al cielo y pide perdon a sus padres por estar pensando en otras cosas y les pide que les ayude a vengar su muerte. Y el recuerdo del beso se mezcla con el de la muerte de sus padres. Seca sus lágrimas:

--yo no tengo derecho a ser feliz, debo vengar a mis padres, eso es lo único que tengo que hacer.



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